El Castillo Casa Fuerte de Batres, la Fuente de Garcilaso, Huerta del Mirador, Iglesia Parroquial, Subterráneo Bodega, Puente sobre el Arroyo Sotillo, Fuente del Chorro, Cercas del Castillo, Almacén, Casa del Hortelano y Presa de Agua.
El Castillo Casa Fuerte de Batres, la Fuente de Garcilaso y sus alrededores” fueron declarados Conjunto Histórico Artístico mediante Decreto del Ministerio de Educación y Ciencia de 22 de julio de 1970.
Bajo esa denominación, los bienes que se incluyen y que gozan de la protección que les otorga la figura de Conjunto Histórico Artístico son los siguientes: Castillo- Casa Fuerte de Batres, Fuente de Garcilaso y Huerta del Mirador, Iglesia Parroquial, Subterráneo Bodega, Puente sobre el Arroyo Sotillo, Fuente del Chorro, Cercas del Castillo, Almacén, Casa del Hortelano y Presa de Agua.
Además de los bienes anteriores, que forman parte del perímetro interior del Conjunto Histórico Artístico, la propia Declaración delimita una "zona de respeto" con un segundo nivel de protección y que lo integran la Tapia que rodea el recinto, el Pequeño puente del S. XIX sobre la M-404, y el Puente sobre el Arroyo de Valespino.
Además de los bienes que integran el Conjunto Histórico Artístico, el Catálogo de bienes protegidos recogido en las actuales Normas Subsidiarias de Planeamiento Municipal incluye no solo los que integran el conjunto histórico artístico, pues se completa además con los Secaderos situados en el Entorno del Guadarrama, el Conjunto integrado por los Molinos Viejo y Nuevo, el Puente sobre el Arroyo de Valdecarros y el Paisaje Arqueológico de Los Barrancos.
Con la invasión musulmana, la “Gran Watria” o Colonia Vatria fue arrasada. Sin embargo, una vez reconquistada Toledo por Alfonso VI, comienza la repoblación de las, hasta entonces, yermas tierras intermedias entre el Tajo y la Sierra madrileña. En este empeño, la cuenca del Guadarrama fue una de las primeras, por su estratégica situación en lo que fue una encrucijada de vías romanas.
Después de varios cambios entre la ciudad de Segovia y el Arzobispado de Toledo, Alfonso VII donó al “Maestro Hugo” (monje cluniacense, médico y canónico de Toledo), entre otras posesiones en la cuenca sur del Guadarrama, las 700 hectáreas de lo que fue la Villa de Materno.
Así se estableció en lo que fue antigua Basílica una comunidad de monjes cluniacenses que pervivió hasta avanzado el primer tercio del S. XIII. Algunos autores hablan de la posibilidad de que este monasterio también lo habitaran los templarios. El culto en la Basílica dedicada por entonces a “Santa María de Batres” se mantuvo bajo esa denominación hasta tiempos recientes con fiesta comarcal que se celebraba cada uno de mayo.
Con la desamortización, las tierras del monasterio de Santa María de Batres, y la Villa de Materno, se repartieron entre los municipios de Casarrubios, Carranque y Batres, quedando incluidas tras la división provincial de 1833 dentro del término municipal de Carranque (Toledo).
Al mismo tiempo que se produce el asentamiento de los monjes cluniacenses en el la antigua Basílica y se crea el monasterio de Santa María de Batres, comienza a construirse la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, ya en el núcleo actual de Batres.
La construcción se inicia a partir de la torre, previsiblemente concebida como torreón defensivo. El Batres actual inicia así su andadura como nuevo núcleo de población. Así ya en 1201 figura Batres como tierra de Madrid en su Fuero, sin embargo, muy pronto, en 1208 pasa a jurisdicción de Segovia, dentro del “Sexmo de Casarrubios”.
El Señorío de Batres se crea en el S.XIV con el matrimonio entre D. Pedro Suárez de Toledo (Señor de Casarrubios) y Doña María Ramírez de Guzmán, heredera por entonces del extenso y rico territorio de Batres. Ambos fueron a la vez Señores de Casarrubios y Batres respectivamente.
Les sucede su hijo Pedro Suárez de Guzmán, segundo Señor de Batres, Notario Mayor de Andalucía, casado en primeras nupcias con Doña Elvira de Ayala, padres del tercer Señor de Batres, y en segundas nupcias con Doña Elvira Cevallos. Con los primeros el Señorío de Batres se emancipa del de Casarrubios del Monte, coincidiendo previsiblemente con su declaración como Villa. En esta época se inicia la construcción del Castillo.
El tercer Señor de Batres fue el “prudente, sabio y docto caballero” y gran escritor, Don Hernán Pérez de Guzmán y Toledo, autor de la Crónica de Juan II y de “Generaciones y Semblanzas”. Casado dos veces, se retiró por problemas políticos a Batres renovando y mejorando el Castillo.
El cuarto Señor de Batres fue Don Pedro Suárez de Toledo, el cual falleció sin herederos, sucediéndole su hermana Doña Sancha de Guzmán, Señora de Batres, la cual se casó con Garcilaso de la Vega, Comendador y hombre de actividad política importante, como otros miembros de la poderosa familia de los Mendoza. Se inicia así la rama de los “Laso de la Vega y Guzmán” como Señores de Batres.
De sus siete hijos, es sin duda la figura del poeta “Garcilaso de la Vega” la que emerge desde entonces como ideal del poeta y caballero renacentista, a medio camino entre la espada y la pluma, y cuya influencia en la lírica española alcanza hasta nuestros días.
Desde entonces las páginas más brillantes de la historia de Batres, irán ligadas a la evocación de la figura y obra del poeta Garcilaso de la Vega.
En el siglo IV, tuvo su villa en la Gran Watria Materno Cinegio, Cónsul Ordinario de Roma en Constantinopla y tío de Teodosio, Emperador Romano de Occidente. Las excavaciones arqueológicas realizadas en la última década hicieron aflorar la lujosísima Villa Romana de Materno junto con otras construcciones complementarias, entre ellas la primera Basílica cristiana conocida en España, y que en parte se mantuvo en pie hasta los años cuarenta como santuario comarcal de “Santa María de Batres” con fiesta el primero de mayo.
La magnífica y lujosa Villa Romana de Materno Cinegio, la Basílica y construcciones auxiliares constituyen el “Parque Arqueológico de Carranque” situado en las cercanías de Batres, pero dentro del término del citado municipio Toledano, pudiendo ser objeto de visita guiada.
Como consecuencia de las excavaciones arqueológicas realizadas también salió a la luz un importante conjunto de ingeniería civil romana compuesto de canalizaciones y dos molinos hidráulicos. Queda aun por descubrir el emplazamiento de la “Gran Watria”, sin duda en el entorno del núcleo actual, aunque con seguridad se conseguirá con el empeño, paciencia y entusiasmo de los arqueólogos que trabajan en su búsqueda.